Isabel López Calzada. Directora de Orquesta Sinfónica de Mujeres de Madrid: «Si queremos igualdad hay que romper los roles establecidos; hay que ser autónomas y los niños tienen que vivirlo con normalidad»
SUSANA D. TEJEDOR
Isabel López es música. Sus palabras suenan a música, su risa, continua y sincera, suena a música. Cada frase que pronuncia tiene un ritmo propio que solo frena su risa, que vuelve a sonar a música. A ella ha consagrado su vida, que concilia con su familia, y a ella se acercó siendo apenas una niña. La música le atrapó y ya nunca pudo ni quiso salir de ese mundo. Hoy, participa en la mesa redonda sobre ‘Mujeres y cultura’ de Futuro en Femenino.
–¿Cómo llega la música a su vida y, sobre todo, cómo penetra para no irse nunca?
–En mi familia no hay músicos, pero siempre nos inculcaron el amor por ella. Yo empecé con ballet y un día a los siete años me fijé en una orquesta y en un hombre de pelo blanco que levantaba las manos. Sentí una emoción que no puedo describir. Una sensación que me sigue emocionando. Y decidí que quería hacer lo que hacía aquel hombre. Dije en casa que sería directora de orquesta.
–¡Y vaya si lo consiguió!
–Si vuelvo a nacer, vuelvo a hacer lo mismo. Aunque en aquellos momentos pensé: ‘¿cómo voy a hacer eso si no tengo el pelo blanco ni soy un hombre?’. Comencé piano porque vi que era el instrumento base. Luego me fijé en la viola. Era un sonido parecido a la voz humana. Poco a poco me fui organizando, sabiendo que quería hacer aquello que me había emocionado.
–Y paso a paso llegó a crear y dirigir la Orquesta Sinfónica de Mujeres de Madrid.
–Yo era empresaria y comprobé que había mujeres instrumentistas que eran profesoras pero casi no había compositoras y se me ocurrió la idea: había que darles visibilidad.Tiré para adelante; me veía como el padre de Mozart.Fue impresionante la respuesta. En la orquesta somos unas 50 y hay unas 80 peticiones. Tengo una china, una rumana, sudamericanas, y, por supuesto, también asturianas.
–Dicho así parece muy fácil. Pero ser mujer y pretender estar en la cúspide hace casi medio siglo, no era tan fácil.
–La base es la educación y si queremos igualdad hay que huir de los estereotipos, hay que romper los roles establecidos. En tu casa, con tu familia, en el colegio. Las niñas han de aprender que casarse no es ninguna meta. No hay que depender de nadie.Hay que ser libres y autónomas. Y los niños han de vivir esto con normalidad.
–La mujer tiene que luchar por romper barreras, y los hombres, ¿cuál es su papel?
–Bastante complicado. No podemos perder todo lo que hemos logrado y ellos han de enfrentarse a esto.
–Ha dicho que se ha sentido cuestionada.
–Sí, pero es muy curioso porque me he sentido más cuestionada, en ocasiones, por mujeres que por hombres. He vivido situaciones en las que mujeres no querían que yo las dirigiera, o alguna cantante con la que no había manera de tener química. Pero también hay momentos en los que trabajas, y hablas de música y el resto queda en un segundo plano. De repente, alguien me dice: ‘¡Maestro!’, así, sin distinción de género, … y entonces, la música sigue y nada más importa.
–¿Un referente en su vida?
–Fanny Mendelssohn. Cuando me acerqué a ella, a su obra, vi todo lo que había conseguido siendo mujer en su época. ¡Y nació el mismo día que yo!
–¿Algún día decide que no quiere escuchar música en toda la jornada?
–¡Imposible!
–Además de música clásica, ¿qué suena en su entorno?
–Pues de todo, Rock, Escorpion, Michael Buble, Sinatra. Me encanta la música.
–Por último, sólo le voy a decir una palabra…. Música. ¿Qué me responde?
–Puffff. Armonía. Equilibrio. Colores. Si hay música nada puede ir mal. Yo no puedo estar triste, no puedo tener la mirada triste, porque tengo música.