Inés París Directora de cine, guionista y productora. «Las mujeres aportamos otros puntos de vista. Tenemos que lograr transformar los contenidos»

ELENA RODRÍGUEZ

Directora de cine (‘A mi madre le gustan las mujeres’, ‘Semen, una historia, de amor’, ‘Miguel y William’ y ‘La noche que mi madre mató a mi padre’), Inés París (Valencia, 1963) es guionista, productora de cine y televisión, y fundadora de CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de los Medios Audiovisuales). También fue la primera mujer en presidir la Fundación SGAE. Hija del filósofo Carlos París, además de Arte Dramático, estudió Filosofía.
–¿Su compromiso con el feminismo viene de entonces?
–No, fui educada en una familia con muchos elementos de carácter feminista. Mi abuela trabajaba, mi madre trabajaba y a las tres hijas, al igual que a mi hermano, nos dieron una enorme seguridad, sobre todo, intelectual. Pero consciencia del feminismo no tenía. Cuando estudié Filosofía en la Autónoma de Madrid, no estudiamos nada relacionado con el feminismo, cosa que me tiene atónita. Empezó a interesarme cuando me planteé hacer un documental sobre las mujeres que vienen a trabajar en el servicio doméstico. No terminé haciéndolo, pero me obligó a pensar y leer mucho. Fue al crear CIMA cuando me di cuenta de hasta qué punto muchas de las dificultades que había encontrado en mi trayectoria tenían que ver con el hecho de ser mujer. Igual que a mis compañeras.
–Las mujeres que estudian Audiovisual son mayoría, pero dice que muchas se quedan por el camino. ¿Por qué?
–Harán trabajos muy variados en el medio porque están muy preparadas, pero no llegan a los puestos directivos en los que se decide qué se cuenta y cómo. No consiguen sacar adelante sus proyectos como guionistas o ser las productoras.
–¿Cuál es el motivo?
–El cine y la televisión son centros muy importantes de poder económico e ideológico. Además, no se accede por una oposición, sino que es un mundo de relaciones, de vender tus proyectos y cuando los que están enfrente son hombres se dificulta. Tengo la suerte de llevar la coproducción ejecutiva de varias series y escribo guiones, pero me es más difícil que se hagan proyectos míos.
–En el mundo audiovisual, las mujeres son el 25% frente al 71% de hombres. Aun así, la representatividad mejora.
–Cuando creamos CIMA, nadie consideraba que la discriminación de las mujeres en los puestos de dirección era un problema. Afortunadamente ya se ha asumido desde instancias muy variadas, empezando por la Ley de Cinematografía, con ciertas medidas. Se ha entendido como una injusticia y afecta a los contenidos.
–Les escuchan, pero…
–Cuando, de verdad, hay que aplicar políticas de igualdad que cambiarían profundamente una profesión y que harían que está fuera más justa, más rica, más variada no lo hacen.
–¿Qué plantea?
–CIMA ha propuesto al ministerio que haya una partida significativa para apoyar proyectos liderados por mujeres desde el inicio hasta el final. Se trata de tutorizarlos, protegerlos para que no queden por el camino. También es fundamental el compromiso de los festivales, que ha empezado en Cannes, para que se apoyen películas hechas por mujeres. Un terreno en el que se ha avanzado muchísimo es el de la televisión. Es más permeable al talento femenino. Hay muchas mujeres haciendo series. Hablan de su realidad con originalidad, con nuevos puntos de vista. Lo que hay que conseguir es que haya más ‘showrunners’, productoras ejecutivas.
–¿Por qué cuesta verlo?
–Porque cuesta ceder el poder. Los hombres más inteligentes sí saben que ahí hay un filón.
–Muy importante ha sido el movimiento ‘Me too’. ¿Se ha sentido acosada o intimidada en algún momento?
–En infinidad de ocasiones. Me asombraría que hubiera mujeres que pudieran decir que nunca les ha pasado. Trabajando con Daniela Fejerman, un productor nos dijo tras una reunión: ‘No sé si me gustan más las tetas de una o el culo de la otra’. ¿Y eso por qué? Habíamos tenido una conversación importante sobre una película y nos reducía a una condición conceptual.
–¿Retos para el 8M?
–Insistir en que hay que estar unidas contra la violencia de género. Desde el medio audiovisual podremos contribuir mucho. A ver si logramos transformar los contenidos.