«Estamos comprometidos con la igualdad por completo. Pero si no se lucha, no se consigue. Hay que dar pequeños pasos para lograrlo», dice la presidenta del CSIC

EUGENIA GARCÍA

Hice que cada día se despierta con la noticia enriquecedora de un nuevo descubrimiento. Rosa Menéndez (Cudillero, 1956) es científica. Química, en concreto. Precisamente una de las disciplinas en las que menos mujeres hay. Ella dirige el organismo científico más importante de España, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y desde su despacho en un edificio que, como destacó ayer durante su intervención –la primera de la jornada Futuro en Femenino– sonará a los más jóvenes como el escenario de la serie ‘La casa de Papel’, organiza la investigación en España. Coordina el trabajo de 11.200 personas distribuidas en 120 centros de investigación en toda la geografía española que cubren Materiales, Física o Química, pero también Humanidades, Ciencias Sociales o Filosofía, «que también son muy importantes», puntualizó.

Desde el organismo que dirige «nos estamos tomando muy en serio tener un ambiente de igualdad entre hombres y mujeres». Lo hacen porque España aún está muy lejos de alcanzar la igualdad real. Los números, más aún para una científica, hablan por sí solos. «El índice 1 es la igualdad. A partir de ahí, se mide la desigualdad. España está en 1,80», expuso mientras proyectaba el gráfico sobre el techo de cristal. «En Europa aún estamos muy lejos de otros, como Alemania, Noruega o Finlandia».

Pero Menéndez extrae otra lectura más: «Quiere decir que tenemos que trabajar muy duro por crear las mismas oportunidades». Lo que no significa que todas las mujeres tengan que acceder a un puesto de responsabilidad. «Hay que respetar la opinión de cada una. No todas tienen que ser presidenta o directora, pero sí tener la opción de serlo si eso es lo que desean». Ella es referencia en este sentido, y aunque esté acostumbrada a ser la única mujer en las fotos de las reuniones de las instituciones científicas también constata que cada vez son más. «Poquito a poco vamos posicionándonos», celebró.

Pero queda camino por recorrer para lograr la igualdad en la ciencia, donde «más allá de decir ‘no quiero mujeres en esta empresa o en este ejecutivo’ aún hay sesgos inconscientes que ponen trabas a la participación a la mujer». Sobre todo en los niveles más altos. «Donde más problemas tenemos es el denominado ‘techo de cristal’», reconoció. Eso sí, en el mundo de la ciencia el sueldo es el mismo para hombres y mujeres. «No sufrimos discriminación salarial, las discriminaciones vienen por otro lado», insistió Menéndez. Por ejemplo, con la conciliación familiar.

1.320 mujeres

En el CSIC trabajan 3.531 científicos, de los cuales 1.320 son mujeres. «Estamos totalmente comprometidos con la igualdad. Tenemos una comisión de Mujer y Ciencia, otra comisión de Igualdad que vela por los intereses de las científicas y todas las mujeres que trabajan en el centro, así como un comité de ética que trabaja para eliminar, por ejemplo, el lenguaje sexista. Además, hemos creado la distinción de igualdad, un reconocimiento al centro en el que la mujer tenga una mayor visibilidad en toda la actividad», enumeró. La buena noticia es que el techo de cristal está descendiendo. «No es para sentirnos satisfechos con la situación actual, nos queda todavía mucho esfuerzo. Pero si no se lucha no se consigue y no hay que dar grandes saltos sino pasos, uno tras otro, para ir consiguiendo nuestros objetivos», valoró la directora del CSIC, cuyo equipo directivo está formado por siete hombres y once mujeres, «cada uno de ellos elegido por su valía». No su sexo.

Mirando al futuro, a los alumnos que la escuchaban hablar desde el auditorio, Rosa Menéndez lanzó un importante mensaje: «Las mujeres somos capaces de hacer todo». «Nunca tengáis miedo a las carreras técnicas, a las ingenierías. Tenéis que confiar en vosotras mismas», animó dirigiéndose de manera más específica a las chicas. Porque «en esta sociedad un hombre ambicioso está valorado, pero una mujer ambiciosa parece una trepa». Pues no. «Hay que ser ambiciosas y no tener miedo a ningún reto».